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martes, 2 de septiembre de 2014

El Final Depende del Principio

No me digas que vuelves a abrir esa puerta, esa que tantas veces se abrió para mi, porque ya lo que guardas dentro del lugar que esconde, ya no me interesa.

Ya no me interesa tu voz ronca, rota y hasta en ocasiones amarga, ya quiero endulzar mi vida con poesía y cuentos que me hagan dormir o soñar, según me apetezca.

No quiero crear controversia, de eso ya te encargaste tú, lo único que quiero, es dejarte las cosas claras, y es que sé que jamás sabrás lo que es la pureza de un alma, ya que una vez en tus manos la tuviste y, como granos de reloj de arena , entre las manos la dejaste escapar.

Amor es lo que perdiste y amor te será negado, tantas veces como días me dejaste de lado; no deseo tu mal y tu dolor, de nada me vale, ni siquiera para apaciguarme. Sólo deseo que todos y cada uno de los días del resto de la eternidad, no puedas sacarme de tu cabeza y, recuerdes cada detalle de mis ojos susurrándote "te quiero".

Que me sueñes día sí y día también haciéndote el amor y que te despiertes en llanto con el sabor en los labios de lo inalcanzable. Que me veas en el porche, en la butaca que tanto me gustaba y que esa imagen te persiga; que esos abrazos ya no dejen nunca más mi aroma pero que sin embargo, tu olfato no sepa reconocer otro.

Quiero esa huella que marca, que deja esencia y crea letargo, para así, asegurarme de que tu pensamiento no se distrae y sigue centrado en lo que una vez fuimos y que ya, jamás seremos.

El final depende del principio dicen, y mira que nuestro comienzo parecía haber sido redactado por el mismo Walt Disney, pero se equivocó con el final; se desvió del guión y nuestra historia nunca se parecerá a la de "La Bella durmiente" y tampoco a la de "Aladdin"; nunca tendremos ese final feliz, donde el amor vence por encima de todo, porque tu amor, no era amor, tu amor fue soledad disfrazada.

Y sólo te deseo eso, una vida en la que no seas capaz de pensar en nadie más, una vida donde yo siga siendo la protagonista.

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